El mundo del maquillaje es amplio y extenso. Podríamos hablar por horas de todo lo que el maquillaje abarca y no acabar, pero, por hoy, te hablaremos del producto de maquillaje más pedido por todas: el iluminador. El iluminador es el producto que siento que más llama la atención y es el favorito de todas las maquilladoras profesionales porque le brinda luz al rostro dándole brillo y frescura.
El iluminador es un producto de maquillaje que cuenta con partículas que atraen la luz y, por ello, después de su aplicación el resultado es una piel mucho más luminosa, fresca y resplandeciente. Es importante no confundir este cosmético con el corrector, pues el iluminador nunca lo aplicaríamos, por ejemplo, sobre un granito ya que no sirve para ocultar estas imperfecciones ni para tapar ojeras, sino para lograr que determinadas zonas del rostro irradien luminosidad.
Es importante saber cuándo es necesario aplicar el iluminador para no colocarlo de manera incorrecta. Te mencionare unos casos a continuación:
- Si notas que tu rostro luce apagado y sin vida, o está opaco.
- Para darle luz al rostro después de una mala noche o de no haber dormido las horas suficientes.
- Si necesitas disimular signos de estés, o cansancio.
Una de las preguntas que más nos hacemos cuando vamos a usar el iluminador es: ¿cuándo tengo que aplicarlo? Hay muchas que lo utilizan antes de la base de maquillaje e incluso para no tener que aplicarse esta última. Sin embargo, si vas a unificar el tono de la piel con tu base de maquillaje habitual, lo mejor es que apliques el iluminador después de esta y justo antes de los polvos compactos o traslúcidos. Recuerda que los polvos deben ser lo último, ya que ayudan a fijar el maquillaje manteniéndolo intacto por más tiempo.
Ahora bien, lo más importante es saber dónde aplicar el iluminador correctamente, pues de ello dependerá que el resultado final sea el que deseas o no. Este debe usarse en zonas estratégicas del rostro para conseguir esos toques de luz que, finalmente, te harán lucir radiante y sin rastro del cansancio. Toma nota de los puntos que puedes realzar con el iluminador:
- En el exterior del lagrimal, en el entrecejo y en cada sien, ideal para ampliar la mirada.
- En el arco de la ceja para que el párpado se vea visiblemente más levantado.
- En la zona elevada de los pómulos para estilizar el rostro.
- En las aletas de la nariz para combatir las sombras que se forman en esa zona.
- En el centro de la barbilla para dar una forma más bonita al contorno de la cara.
- En el centro de la frente si no llevas flequillo, servirá para dar más luminosidad general al rostro.
Los iluminadores puedes encontrarlos en distintos formatos: líquidos, en lápiz o pincel y en polvo. La forma de aplicación dependerá del tipo de iluminador que utilices; en el caso de que sea fluido o en lápiz - que son los más comunes - únicamente tendrás que aplicar una pequeña cantidad de producto sobre la zona a iluminar y difuminar con la yema de los dedos dando ligeros toquecitos hasta que veas que la piel lo ha absorbido por completo.
En cambio, los iluminadores en polvo deberás aplicarlos cuando el maquillaje esté acabado y difuminarlo con la ayuda de una brocha o pincel dando también pequeños toquecitos. Estos son ideales sobre todo para las pieles mixtas y grasas que tienden a desarrollar brillos a lo largo del día.
Ahora que ya sabes cómo aplicar el iluminador, algo que también debes tener en cuenta para que el resultado final sea increíble es elegir un iluminador que se adapte al tono de tu piel, de igual forma que haces con la base de maquillaje. Si, por el contrario, eliges tonos más claros o más oscuros, únicamente conseguirás destacar las imperfecciones o lucir un aspecto demasiado artificial.
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